octubre 12, 2010

Plantación Forestal en Grupos Espaciados

por MARK L. ANDERSON
Profesor de Silvicultura de la Universidad de Edimburgo, Escocia

La formación artificial de nuevos bosques o la repoblación de otros anteriormente devastados constituye una de las tareas más importantes de la silvicultura moderna. Por otra parte, la repoblación artificial se practica también corrientemente en bosques que durante mucho tiempo se han explotado con arreglo a una administración científica y en los que la repoblación natural es insuficiente o imposible por alguna causa.
Es sabido que, hasta hace relativamente poco, la repoblación artificial se ha planeado en tal forma que las unidades empleadas en el proceso de plantación o de siembra - bien fueran aquellas árboles aislados o macizos o grupos de árboles o cantidades de semillas - se distribuían uniformemente, de acuerdo con algún esquema regular o marco, en la superficie que se trataba de repoblar, de manera que el conjunto de ésta se cubriera lo más rápidamente posible con un dosel completo sin claras ni aberturas.
Se ha concedido, en general, tanta importancia a la necesidad de obtener esta regularidad y entereza, que se ha hecho práctica normal el sembrar, reponer o llenar, en los primeros años de la vida de la masa, todos o la mayor parte de los huecos producidos por la muerte de ejemplares aislados utilizados en la plantación inicial.
Sin embargo, el proceso de regeneración natural tal como opera en el bosque natural, o como se orienta en aquellos sistemas silvícolas que aprovechan la capacidad de las masas forestales para reproducirse por semillas, determina casi siempre una estructura de la masa en la que los árboles están muy lejos de hallarse distribuídos uniformemente sobre el terreno. No sólo es normal que el rodal joven consista en ejemplares de edades ligeramente distintas, sino que éstos aparezcan distribuídos muy irregularmente. Aquí y allá encontramos densos grupos compuestos por numerosos ejemplares alternando con árboles aislados y muchas zonas despejadas de extensión variable.
Con el tiempo estas irregularidades tienden a desaparecer, pues los árboles aislados se hacen mayores, de forma que no sólo eliminan a muchos de sus rivales más jóvenes, sino que extienden sus copas sobre las pequeñas superficies de suelo no ocupado. A la larga, la masa entera puede adquirir una gran regularidad de distribución; pero no es forzoso que se componga de árboles de tamaño, forma del tronco, forma de la copa, volumen del ramaje o nudosidad uniformes, o cuya estabilidad sea también uniforme. Tales atributos habrán de variar según que los árboles adultos hayan crecido primitivamente aislados o como miembros de grupos densos.
Por supuesto, en los bosques ordenados es posible, regulando las cortas, influir sobre el desarrollo de un rodal de esta clase y alterar favorablemente la proporción de árboles convenientes e inconvenientes. En realidad, es mucho más fácil ejecutar esta operación en rodales de este tipo, que en aquellos otros formados con arreglo a los métodos de plantación regular considerados hasta ahora como ortodoxos. El simple hecho de que los árboles en un rodal convencional estén espaciados uniformemente, supone que las operaciones de clareo deben sujetarse a un plan rígido y que, a veces, es imposible suprimir los ejemplares indeseables porque su desaparición dejaría un hueco demasiado grande, determinando una merma en la producción y la estabilidad. Cuando en un rodal existen nutridos grupos de árboles, las posibilidades de selección respecto a las cortas de mejoramiento son mayores, y es mucho más sencillo conseguir que la zona ocupada primitivamente por un grupo desarrolle, en fases posteriores y adultas, por lo menos un buen tronco.
Por otra parte, la observación del tipo de fustes producidos en los bosques naturales - con escaso ahusamiento, y ausencia de nudosidad y ramas gruesas - indujeron a muchos técnicos forestales a pensar que para producir ejemplares de la misma calidad en los rodales artificiales, convenía aproximar los árboles entre sí. Durante el siglo pasado, por ejemplo, la reducción del espaciamiento era la norma general al hacer plantaciones, lo cual, por otra parte, no tenía consecuencias visiblemente graves en los terrenos pobres, donde el ritmo de crecimiento era lento y con frecuencia irregular, o en los suelos profundos con árboles estables de raíces hondas. Sin embargo, al generalizarse el empleo de las especies de crecimiento rápido, y sobre todo cuando se trataba de árboles de raíces someras en suelos poco profundos, los rodales producidos con un espaciamiento regular de 1 a 1¼ metros, perdían rápidamente la estabilidad y con frecuencia era imposible hacerles llegar a un tamaño maderable.
La reacción contra estos resultados, así como contra el gasto elevadísimo que supone hoy día la plantación de tantos árboles por hectárea, ha sido aumentar la separación hasta 1,5, 1,75 e incluso 2 metros. Con ello, ciertamente, ha mejorado la estabilidad de los rodales; pero en cambio se ha depreciado la calidad de la madera producida, lo cual, a su vez, ha llevado al fervor actual por la poda artificial, con todas las desventajas consiguientes.
Podría parecer, por tanto, que cualquier intento de imitar los métodos de reproducción natural por medio del espaciamiento uniforme con intervalos pequeños de pie a pie hubieran de llevar al fracaso. Sin embargo, una vez aceptado que la reproducción natural no sigue tales métodos, sino que en las fases iniciales de la masa natural lo característico es la gran irregularidad de la distribución, resulta aconsejable modificar los métodos artificiales para asemejarlos más a los de la naturaleza siendo éste el objeto principal del método propuesto recientemente, o sea la plantación en grupos espaciados, cuya base es el reconocimiento del hecho de que los árboles se desarrollan mejor en grupos densos, pero que para lograrlo económicamente es necesario dejar libre una parte de la zona de plantación durante un plazo más o menos corto. El método propuesto consiste en formar grupos densos con grandes espacios entre sí. 

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http://www.fao.org/docrep/x5367s/x5367s04.htm

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